time of departure
Y cuando llega este día del año los recuentos parecen inevitables. Uno quisiera tener mil cosas para meter en el bolso que se lleva al viaje del año que viene y sin embargo se complica mucho encontrar cosas positivas. No es que haya sido un mal año, es que somos inconformes por naturaleza y nos hubiera gustado que aquella aventura que parecía (o efectivamente era) amor hubiera durado más tiempo. Que aquel instante único que nos hizo sentir que volábamos hubiera sido la tangente del resto de nuestras vidas. Que esa visita sorpresa se hubiera repetido con más frecuencia y ese regalo pudiera abrirse mil veces con la misma emoción.
Es lindo recordar cosas buenas. Sobre todo cuando vas caminando por la calle y no podés evitar repetir en voz alta esa frase como si fuera la primera vez que la pronunciás o sonreirte con cara tonta de manera compulsiva. Es bueno vivir momentos que te marcan, es alentador que haya cosas que valgan la pena. Es bueno aun tener sentimientos.
Es lindo llevar el bolso repleto de cosas buenas, de secretos que son nuestros tesoros hace tiempo... como haber conocido a gente que hoy es invalorable o haber superado algún obstáculo que a esta altura del año pasado nos preocupaba tanto.
Este año me dejó bastante baqueteada, pero debo admitir que también me dió mucho. Volví a animarme a cosas que habían quedado enterradas, encontré amigos que son unas joyitas y afiancé lazos con otros que espero que sigan conmigo por mucho tiempo. Enfrenté desafíos que logré superar: algunos mejor, algunos peor, la mayoría sin penas ni gloria...
Si tuviera que definir este año con unas pocas palabras, no podrían faltar "crecer", "sentir", "llorar" o "mutar".
A todos, un muy feliz comienzo de año, que todo lo que tiene que quedar atrás se quede con el 2005 y que todo lo que soñamos (o almenos una parte, como para ir calentando motores) lo traiga el 2006.
Besos pulgosos!
Nanih