Una mañana como cualquiera (?)

Hoy fue una de esas mañanes que (quiera Dios) quedará en el olvido a partir de las 14 hs aprox.

De movida, amanecí gracias a los gritos de todavía no se quién (y qué se cuide, porque lo estoy buscando) en el hueco de la escalera. Debería haber un cartel que dijera: "toda palabra emitida en las mediaciones de esta escalera, se multiplica sonoramente por 100 y equivale a una patada en donde más le duela". Claro que, de molestarme en colgar el dichoso anuncio, solamente serviría para que en vez de frases se recitaran un monólogo y a la larga terminaría con una tendinitis de dar tantas patadas.

Me levanté, obviamente con un nudo en el pelo inenredable, me golpié las encías con el cepillo de dientes, me vi las ojeras y salí al mundo con la peor de mis caras. Luego de un brevísimo desayuno (un te sin azucar, ni chuker, ni onda, con dos pastillas para la tiroides sino no arranco y 1/3 de migraña que se avecinaba inminentemente + la certeza de que me había olvidado de ir al super a comprarme yogurt y esta semana no puedo comer galletitas) me senté en la computadora dos minutos, leí un par de cosas que mejor ni haber sabído que existían y partí (vamos, vamos como locos, alber!) al cajero automático y luego al banco.

Al salir a la calle vi que había sol y no hacía tanto frío como esperaba. El atisbo esperanzador de un cambio repentino en el día se vio automáticamente borrado de un plumazo ante el grito de mi vecino almacenero de enfrente: Fabiiiiiiiiiiiii, veníparacá!!!!!!! Fabiiiiiii...(Elulino, sin vos reproduciendo el acontecimiento, no tiene un gramo de cómico :/) Así la migraña subió de level a un 2/3 en un abrir y cerrar de ojos (o de oídos, como prefieran).

Caminé a toda velocidad las 3 cuadras hasta el banco, repitiéndome constantemente: "si estaban en la mesa de entrada ¿por qué no agarraste los lentes de sol?" Milagrosamente, el aire fresco me estaba cambiando el humor, despejando los pájaros y llevandome a conversaciones imaginarias que se que tengo que llevar a cabo, en las cuales los resultados finales eran exactamente los que quería oir. ¿Qué más podía pedir? ¿Que cuando llegara al cajero hubieran 8 personas delante mío y la plata se terminara justamente antes de que me tocara entrar a mí?

Y tal cuál, como siempre que voy al cajero, me tocó hacer fila para quedarme sin nada. En realidad es un paralelismo que se puede aplicar a las relaciones en mi vida, pero esa es otra historia. Me tuve que bancar dos personas felices y exitosas delante mío, hablando de sus hijos super realizados con casas en Palmares, las bodas inminentes, las vacaciones en Aruba, etc etc etc; ante lo cual me repetía: acordate que te gusta el frío, que la playa no te va, que el arena entre los dedos te pone de los pelos, ommmmmmmm ommmmmmmmmm, me voy a mi lugar especial ommmmm ommmmm lama lama lama lama hari krishna... Así es que cuando estaba llegando al nirvana, el cajero entra en crisis y me tengo que ir al banco de al lado.

Esperé mi turno, entré y saqué lo que necesitaba sin ningún tipo de inconvenientes. Se ve que el señor que está adentro del cajero y te ve por la camarita, el que te pasa la plata por el huequito, me vio cara de crisis existencial y me tuvo piedad.

Una vez más me vi falsamente engañada por la fortuna. Cada tanto te guiña un ojo y creés que todo puede mejorar. Pero no!! Qué es lo peor después de un par de personas hablando de sus hijas barbie ejecutiva y sus yernos GIJoe?? Un viejo verde, obviamente...

Entré al banco y me puse en la fila para pedir cambio. Estuve última unos 5 min, lo cual ya me pareció un mal augurio. Luego de trascurrido ese tiempo, se pusieron detrás mío 2 señores muy coquetos ellos dos. Uno dijo: "de quién será este celular que anoté acá?" A lo que el verde en cuestión respondió: "es de esos que anotás sin nombre, para que tu mujer no sepa de quién es, no? si te conoceré yo a vos!"

Pasados otros 5 minutos (en los cuales la fila no adelantó ni medio centímetro) apareció una de las chicas que trabaja en el banco. El perejil que estaba detrás mío mandó su frase matadora a lo anibal el number one: "Como estás, bebé?" A lo que la muchacha (que se ve que ya los maneja de taquito a los pervertidos estos) respondió: "bien, en febrero cumple 2 años". Tratando de remontar la situación, el nabo dice: "bien, gracias, vos?" (notese que la chica jamás le preguntó cómo estaba él, es más, tomó un montón de cosas de su escritorio para simular que estaba muy ocupada) La pobre santa respondió: "bien, muchas gracias, que tenga buen día, eh?" y huyó por la derecha, como diría el león melquiades. Luego de un par de comentarios más del señor que mejor ni repito porque me pongo de los pelos, logré cambiar la plata y partí al siguiente destino: El supermercado.

Que epopeya el supermercado. Tierra de nadie, peligros al asecho, una bomba de tiempo con olor a panadería, sobre oferta de productos y luces blancas. Busqué rapidito lo que necesitaba y me fui derecho a una cola, previo análisis de cuál me convenía más. Finalmente me decidí por una caja donde había un carro muy lleno y uno sospechosamente humilde. Esperé y esperé y cuando le tocó a la señora del carro tranquilo, sacó del bolsillo un sobre con 20 millones de cuentas a pagar. Excelente! qué más puedo pedir que alguien con cuenta de gas, luz, teléfono, agua y tarjeta nevada delante mío? Y por qué me torturo siempre mirando al que se puso en la cola rápida al mismo tiempo que yo y me doy cuenta que ya se fue hace rato, cuando sigo esperando a pesar de que él tenía 20 personas más adelante? De más está decir que las facturas de la señora eran todas con xxx,34 xxx,57 xxx,21 y que el cajero se había quedado sin monedas, y que ella quería que le cobraran cada cuenta por separado y que y que... y que me terminé comprando un chocolate, porque ya me habían puesto de demasiado mal humor y necesitaba un antidepresivo y si era natural mejor.

Así que volví a casa, me dispuse a hacer el pastel de papa para mis hermanos y el pollo sin piel, sin mayonesa y sin onda para mí, me comí el chocolate y me digné a esperar este momento: 14:06, hora del exorsismo.

Adiós mañana del 8 de julio del 2005, las he tenido mejores y desgraciadamente también las he tenido peores. Andá por donde viniste y que te garúe finito!!