Pero dejalo ir...

A vos, ser entrañable, que te quiero aunque no quiero, que te entiendo aunque siento tan distinto, que hace tanto que no te veo y sin embargo ahora mismo te siento acá, al lado mío... a vos que atinás a vivir cuando yo duermo y dormís cuando yo hago que vivo... sabés que tantas veces busqué la forma de explicarte cómo era la cuestión, pero tus pasiones pasan por lugares tan distintos a los míos... si ya de entrada nos enamorados de maneras exactamente opuestas (maldición... maldición, maldición), debería haber sido una señal, pero de todas formas los dos cargamos con una carga pesada y yo se, te juro que lo se con el alma, el cuerpo, la mente y hasta mi sexto sentido, que ese viejo amor se te funde en los huesos y es tan imposible extirparlo como querer dormir sin soñar, porque es el primer pensamiento de la mañana, el último de la noche, porque antes de dormir te permitís soñar despierto que está con vos, porque todo TODO todo, desde un huevofrito hasta tu remera favorita tiene su recuerdo... porque lo mejor es su sonrisa y lo más triste cuando te da la espalda una vez más

porque lo peor no es cuando vuelve, sino cuando se va...

(y no, en este no hay puntos ni apartes)