miércoles, septiembre 28, 2005

Crónica nocturnas I

Y siguió huyendo hacia ninguna parte por el sólo hecho de la costumbre. Sabía que nada había cambiado, que no hacía falta, que todo seguiría igual. Sin embargo, no podía evitarlo.

El soñar con viajes a otros lares le daba esperanzas de cambios a pesar de intuir muy en lo profundo que ciertas cargas se llevan en la piel y te persiguen a donde sea que vayas. En los bolsos se guarda más que ropa, cigarros e ilusiones. Las respuestas estaban mucho más cerca de lo imaginado. Ni en las pestañas con rimel pegajoso de una morena generosa, ni en los abrazos tiernos de un amigo fiel. Más al lado que a su lado: dentro suyo.

Finalmente se fue, siguiendo con la monotonía de los nómades que saben siempre a dónde se dirigen. El cambio fue aleatorio y poco acertado, como de costumbre, y luego de un tiempo de convivir consigo mismo volvió a detestarse como el primer día. La mochila escupió secretos mal guardados que no quiso aceptar y él la cerró nuevamente como las incontables veces anteriores. Enfrentar sus verdades era lo que peor hacía, el desentendimiento se sentía más efectivo: mejor seguir en movimiento y atrápame si puedes.

Escapó otra vez a la búsqueda de algo o alguien que lo salvara, de una nueva distracción que lo cautivara fría y huecamente. Y siguió en las sombras, ocultándose de sí mismo para no encontrarse y ver quién era realmente.

Una pena, se habría llevado una buena sorpresa.

2 Divagues ulteriores:

At 9/28/2005 01:26:00 p. m., Blogger Lala opinó...

Sí, es cierto, se perdió la soprpresa, pero nadie sabe con antelación debida qué es lo que va a pasar en cada lugar como para tener la libertad de armarse un itinerario mágico...

besote!

 
At 9/28/2005 03:06:00 p. m., Blogger pulga atómica opinó...

sip, el problema es vivir de viaje y no aceptar una realidad que te sigue a todos lados. Por lo menos así lo veo yo :)

besos!

 

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