Érase una vez

Yo era una ñiña feliz, con aspiraciones pequeñas y bracitos regordetes y cortos que soñaban con colgarse del cuello de algún muchacho querendón.

Yo era, digo, porque todo esto cambió (momentáneamente, dios quiera, la virgen, todos los santos y el que barre en el cielo también, ya que estamos) la tarde del lunes 24 de octubre de 2005 (día del diseñador gráfico, loco, déjenme un saludo diciéndome que soy lo más, porfa... gracias, qué espontáneos, unos divinos, me sorprendieron, che!). Y cómo fue que cambió el asunto?

Pues bien, se trataba de un lunes gofio como cualquiera (por defecto un lunes no puede ser copado, ya que viene después del domingo y la semana se toma 1 o 2 días en remontar) en el que a mi gordinis Olivia le tocaba la segunda tanda de vacunas. Qué tiene que ver una cosa con la otra? Prestemos atención y analisemos la frase "mi gordinis Olivia"... sí, ya te diste cuenta, sos rápido eh?? jeje Ah, qué, vos no?? Bueno, yo te quiero igual, pero fijate "mi gordinis Olivia"... ahi tá, que bonito, bueno, le puede pasar a cualquiera jaja Eh, y esa cara del fondo?? Bueno, hombre, pero que no te de vergüenza, todos hemos quedado como reverendos mensos alguna vez: "mi gordinis Olivia" Ahi tamos!

Claro, la nena todavía no puede caminar por la calle. Así que yo, como amante de la naturaleza, las plantas y los animales, y como buena madre de mi can, la llevé a upa 6 cuadras de ida y 6 de vuelta para que le pinchen el potus.

Y sí, no es tan grave, salvo que la pibita esta se le quería tirar a los brazos a todo el mundo y había que estarla atajando...

Cuando llegamos a la veterinaria, la secretaria dijo "ahhhh, pero mirala que liiiiiiindaaaaaaaaaa"... con la espera esto se fue tornando en un "ahh... pero que inquieta..." cuando se empezó a querer tirar para todos lados y finalizó en un "... pero qué curiosa... ¬¬" cuando se arrojó ferozmente sobre la caja de golosinas.

Me senté a esperar porque los brazos no me daban más y para apartarla de la asesina en potencia en que se había convertido la secretaria y pensaba: "pero si es un bebé, no pesa tanto". Pero la nena se ocupó de demostrarme lo contrario, porque la wuacha, cuando la pesaron, festejó con su mejor movida de rabo que en 2 semanas aumentó 1, 5 kg... Y bue, los perros se parecen a los dueños, no??

La pincharon, estornudó 6 veces (aprox) por olerse el alcohol y partimos de vuelta al hogar, haciendo el mismo recorrido, con la misma actitud rompebracística. Conclusión: estoy escribiendo con mis deditos y los codos apoyados en las piernas, porque los brazos en sí no me responden. Pero que leeeeeeeenda que es mi bebaaaaaaa xD



Y acá la nena, no conforme con el paseo, se durmió en las piernas de mi hermano y cuando nos dimos cuenta estaba caminando arriba de su escritorio. Te digo que es más efectiva que un par de "help desks" que conozco :P